El olivar en seto ha revolucionado la forma de cultivar olivos, ofreciendo una alternativa más eficiente y sostenible a los métodos tradicionales. Este sistema, que se caracteriza por la plantación de olivos en hileras muy densas, permite una mecanización completa de las labores agrícolas, desde la poda hasta la recolección. Sin embargo, para que este modelo sea exitoso, es crucial seleccionar variedades de olivo que se adapten a las exigencias específicas de este tipo de cultivo. En los últimos años, el desarrollo de nuevas variedades adaptadas al olivar en seto ha sido fundamental para maximizar los rendimientos y mejorar la calidad del aceite de oliva producido.
El olivar en seto, también conocido como olivar en superintensivo, se basa en la plantación de olivos en hileras estrechas, con una alta densidad de árboles por hectárea (generalmente entre 1,500 y 2,000). Esta disposición facilita la mecanización, ya que las máquinas pueden moverse a lo largo de las hileras para realizar tareas como la poda y la cosecha, reduciendo significativamente los costos de producción y aumentando la eficiencia.
A pesar de sus ventajas, el olivar en seto presenta desafíos específicos. Las variedades de olivo tradicionales, como la ‘Picual’ o la ‘Arbequina’, no siempre se adaptan bien a este sistema debido a su porte natural, vigor y necesidades de agua y nutrientes. Además, la alta densidad de plantación puede aumentar el riesgo de enfermedades y afectar la longevidad de los árboles. Por esta razón, ha surgido la necesidad de desarrollar variedades que no solo sean aptas para este sistema, sino que también maximicen los rendimientos y mantengan una alta calidad de aceite.
El desarrollo de nuevas variedades de olivo adaptadas al seto se ha centrado en crear árboles de bajo vigor, con un hábito de crecimiento compacto y una alta productividad. Algunas de las características deseables incluyen:
- Bajo Vigor: Las variedades con un crecimiento controlado son ideales para el olivar en seto, ya que facilitan la gestión de la altura de los árboles y permiten una mejor penetración de la luz, esencial para una maduración uniforme de los frutos.
- Alta Productividad: Se buscan variedades que ofrezcan una alta producción de aceitunas desde una edad temprana, lo que maximiza la rentabilidad del cultivo.
- Resistencia a Enfermedades: Dado el alto nivel de densidad de plantación, es crucial que las nuevas variedades sean resistentes a las principales enfermedades del olivo, como el repilo o la verticilosis.
- Calidad del Aceite: No se debe sacrificar la calidad del aceite de oliva. Las nuevas variedades deben producir aceites de alta calidad, con perfiles organolépticos que cumplan con los estándares del mercado internacional.
En la última década, se han desarrollado y comercializado varias nuevas variedades de olivo adaptadas al cultivo en seto. Entre las más destacadas se encuentran:
- ‘Oliana’: Es una variedad que combina un porte reducido con una alta productividad y resistencia a enfermedades. Además, produce un aceite de oliva virgen extra de excelente calidad, con un perfil organoléptico equilibrado.
- ‘Sikitita’: También conocida como ‘Chiquitita’, es una variedad de bajo vigor y alta productividad, ideal para el olivar en seto. Fue desarrollada específicamente para ser compatible con la mecanización del sistema superintensivo.
- ‘Lecciana’: Una combinación de las variedades ‘Leccino’ y ‘Arbequina’, la ‘Lecciana’ se adapta bien a las condiciones de cultivo en seto y produce un aceite de alta calidad con notas frutales y amargas.
El uso de nuevas variedades adaptadas al olivar en seto no solo mejora la eficiencia y rentabilidad del cultivo, sino que también contribuye a la sostenibilidad. La mecanización completa del proceso reduce la necesidad de mano de obra y optimiza el uso de recursos como el agua y los fertilizantes. Además, las variedades resistentes a enfermedades disminuyen la dependencia de productos fitosanitarios, reduciendo así el impacto ambiental.
El desarrollo de nuevas variedades adaptadas al olivar en seto representa un avance significativo en la agricultura moderna. Estas variedades permiten a los agricultores optimizar sus explotaciones, mejorar la calidad del producto final y avanzar hacia prácticas agrícolas más sostenibles. Con la continua investigación y mejora genética, el futuro del olivar en seto parece prometedor, posicionando al aceite de oliva en un lugar destacado dentro de la agricultura del siglo XXI.